En Nochebuena en una ciudad alemana a principios del siglo XIX, todos se preparan para la fiesta. Al salón de la casa de los Stalbaum están llegando los invitados, y entre ellos, Drosselmeyer, un viejo chiflado, inventor de juguetes y amigo de los niños. Tiene preparadas muchas sorpresas para los niños: juguetes con motor de cuerda (Arlequín, Colombina, Moro) y al Cascanueces.
Por la noche. Masha viene a escondidas a ver al Cascanueces, le abraza y se duerme. En su sueño, un grupo de malvados ratones invade la habitación, guiados por su Rey. El valiente Cascanueces llama a los soldaditos de plomo a la guerra con los ratones, pero las fuerzas de los ratones son superiores. Cuando todo parece perdido, Masha salva al Cascanueces, quien termina derrotando al Rey de los Ratones. Drosselmeyer convierte al Cascanueces en un bello Príncipe y, mágicamente, nos transportamos al extenso territorio de las nieves. El Cascanueces-Príncipe invita a Masha al mágico palacio de sus sueños. Se encuentran con angelitos y muñecos, y flores espectaculares llenan el escenario. Tras este maravilloso sueño, en las manos de Drosselmeyer de nuevo está el Cascanueces – muñeco.